martes, 16 de noviembre de 2010


LA TUMBA TENEBROSA

Autor: George F. Was.

Ilustraciones: Enrique Climent.

Personajes principales:
-Sunny Hathaway.
-Flamy, el perro.
-Hank, Larry y William.
-Jill, la bruja.

-RESUMEN:
Sunny era un niño atormentado, incluso tenía a sus propios matones Hank, Larry y William, los cuales le atormentaban todos los días antes de entrar al colegio, lo que hacía que siempre llegara tarde.

Tras otro largo día de burlas y torturas Sunny iba a reencontrarse con su perro Flamy.
Pero se da cuenta de que al llamarlo varias veces se oyen unos gemidos y unos ladridos de auxilio.
Eran ellos tres otra vez pero esta vez tenían lo más importante para él, su mejor amigo... Flamy.

Ellos con tono de burla le dijeron que si quería volver a ver a su perro, tendría que reunirse con ellos en el cementerio después de cenar. Sunny a pesar de ser tan cobarde, aceptó y allí estaban con su perro.
Ellos le propusieron una cosa, que fuera al mausoleo de la vieja bruja del pueblo Jill, y cogiera su anillo de la mano derecha de esta.
Tras unas inspiraciones profundas, fue caminando hasta llegar a su eterna casa.
La puerta principal era de madera, y muy fácil de abrir.
La segunda ya no tanto, pero se dio cuenta de qué había una manivela para abrirla.
Bajó los 14 escalones despacio y temeroso.
Al verlo se quedó asombrado, era una gigantesca sala circular, llena de libros en las paredes; y a pesar de ser una tumba bastante antigua, ni olía a humedad, ni había polvo, ni olía al típico olor de muerto podrido con el que el se esperaba.
Abrió el ataúd, pero allí no había nada salvo una cómoda caja fúnebre de madera de rojo terciopelo bastante agradable al tacto.

Al girarse se dio un susto de muerte... Allí estaba ella de pié.
Para ser una muerta de varios siglos de antigüedad, ni estaba podrida ni olía mal; al contrario estaba vestida con un vestido largo hasta los pies aunque su cara estaba llena de arrugas no estaba muerta...
Tras unas preguntas un tanto raras, Jill accedió a dejarle su anillo.
-Pero por favor, déjalo en la entrada de mi mausoleo, por la mañana pasaré a recogerlo.
-Bien. Dijo Sunny afirmándolo.

Y así fue se lo enseño a sus ‘’matones personales’’ que aun seguían esperándole allí, tras unas larguísima conversación le devolvieron a su perro.

Ala mañana siguiente todo era igual, allí le esperaban en la puerta del colegio pero esta vez sería diferente.

Tras varias ayuditas del anillo, por la noche fue a devolvérselo.
Pero... descubriría que Jill estaba en su ataúd, muerta, descompuesta.
Tras una prueba Sunny, se volvió en un chico normal.

Opinión: Me ha gustado mucho este libro, y sobretodo se lo recomendaría a los que no creen que pueda exsistir el miedo.
MARIO

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